EL MINICUENTO DE UN TESORO DE TELA BLANCA
Dedicado a mis amigos Manolin y Mari...
Érase una vez una pareja que tenía un tesoro.
Era un tesoro humilde, hecho a base de madera, de alambres y de una gran tela
blanca que le daba forma. Aquel tesoro, permanecía guardado, a oscuras, en un
antiguo garaje durante gran parte del año. Pero su verdadero valor, radicaba en
que una vez al año, salía de aquel escondite y paseaba orgulloso por caminos de
arena, de junco y de romero. Y pasó, que un año, aquel tesoro perdió su valor,
porque por las cosas de la vida, iba a permanecer en aquel viejo garaje algo
más tiempo del acostumbrado… Y los dueños de aquel tesoro, pasaron días y días
apesadumbrados, y desubicados pensando que aquel año no tendría principio ni
fin…y sin saber si aquel viejo tesoro recuperaría algún día su verdadero valor…
Pero ocurrió,… que todo cambió de repente… Y
donde no había nadie, hubo amigos, y donde había oscuridad, renació el color y
donde había tristeza llegó la alegría. Y aquel viejo tesoro se vio rodeado de gente
haciendo flores de papel, de otros dando cariñosas puntadas de hilo blanco y
hasta de otros que, brocha en mano, lo hicieron lucir para la ocasión sus
mejores galas.
Y de pronto todo quedó preparado para que
aquel tesoro volviera a moler sobre la arena las eternas distancias que llevaba
recorriendo desde hacía cuarenta años… Que se dice pronto.
Y por eso una noche, poco antes de partir,
antes de apagar la luz de aquel antiguo garaje, ambos se volvieron y él puso el
brazo sobre ella... Y ambos fijaron una última mirada sobre aquel viejo carro
y sus flores de papel y sus cortinas de
lunares…descubriendo nuevamente, que el valor de las cosas poco tiene que ver
con el precio que tienen… Y aunque no dijeron nada,... sus ojos….lo dijeron todo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario