jueves, 29 de mayo de 2014

EL MINICUENTO DE UN TESORO DE TELA BLANCA



EL MINICUENTO DE UN TESORO DE TELA BLANCA  

Dedicado a mis amigos Manolin y Mari...


        
Érase una vez una pareja que tenía un tesoro. Era un tesoro humilde, hecho a base de madera, de alambres y de una gran tela blanca que le daba forma. Aquel tesoro, permanecía guardado, a oscuras, en un antiguo garaje durante gran parte del año. Pero su verdadero valor, radicaba en que una vez al año, salía de aquel escondite y paseaba orgulloso por caminos de arena, de junco y de romero. Y pasó, que un año, aquel tesoro perdió su valor, porque por las cosas de la vida, iba a permanecer en aquel viejo garaje algo más tiempo del acostumbrado… Y los dueños de aquel tesoro, pasaron días y días apesadumbrados, y desubicados pensando que aquel año no tendría principio ni fin…y sin saber si aquel viejo tesoro recuperaría algún día su verdadero valor…
Pero ocurrió,… que todo cambió de repente… Y donde no había nadie, hubo amigos, y donde había oscuridad, renació el color y donde había tristeza llegó la alegría. Y aquel viejo tesoro se vio rodeado de gente haciendo flores de papel, de otros dando cariñosas puntadas de hilo blanco y hasta de otros que, brocha en mano, lo hicieron lucir para la ocasión sus mejores galas.
Y de pronto todo quedó preparado para que aquel tesoro volviera a moler sobre la arena las eternas distancias que llevaba recorriendo desde hacía cuarenta años… Que se dice pronto.
Y por eso una noche, poco antes de partir, antes de apagar la luz de aquel antiguo garaje, ambos se volvieron y él puso el brazo sobre ella... Y ambos fijaron una última mirada sobre aquel viejo carro y  sus flores de papel y sus cortinas de lunares…descubriendo nuevamente, que el valor de las cosas poco tiene que ver con el precio que tienen… Y aunque no dijeron nada,... sus ojos….lo dijeron todo.

Y un nuevo y sencillo milagro del Rocío…había empezado a nacer

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